Con mi cordura, gracias por olvidarme una vez más.
Pero a veces me pareces mágica y otras te odio, debería escalarte y también rasguñarte pero te vas cada vez que lo intento y como si fueras una luz, te escondes entre los ciegos. Fuiste tan lejos y me dejaste tirada con una rosa en mi piel... que ingrata sorpresa me tendiste. Ya van más de cien años, siglos y aún estas ahí. Pues que agarren tus manos los más fuertes y te escondan de tal forma que ni el más loco pueda salvarte.
Cordura.
0 comentarios:
Publicar un comentario